Ralvar, binar, terciar… y hasta algarrobar. El barbecho, la
técnica milenaria de dejar de sembrar la tierra durante uno o varios ciclos
vegetativos con el fin de que recupere y almacene materia orgánica y humedad,
exige una serie de labores agrícolas. Es un descanso activo para las parcelas y
un esfuerzo en la sombra para el agricultor que dará sus frutos en años
venideros. Porque, ya lo dice el refrán, ‘Tierra holgando, pan está dando’.
Una tierra de labor en barbecho.
Seguro que a todos les suena lo que es un barbecho. En
cualquier caso, no está de más recordar que el Diccionario de la Real Academia Española lo
define como aquella “tierra labrantía” que “no está sembrada
durante un tiempo para que descanse”.
Es probable que, como yo, muchos pensaran
que, durante ese período, la tierra estaba descansando, pero descansando de
verdad, inactiva, inoperativa, como inerte y sin vida. Sin embargo, durante ese
tiempo podríamos decir que la tierra se está regenerando, está en una especie
de ‘descanso activo’, tan productivo como el sueño reparador para un organismo
cansado. De hecho, el fin del barbecho es darle un respiro a la tierra para que
durante ese tiempo recupere y almacene humedad y materia orgánica.
El barbecho es, por tanto, necesario y
aconsejable. Igual de
aconsejable es la rotación de cultivos, una práctica habitual que hace que, por
ejemplo, en una parcela donde un año nos encontramos trigo, al año siguiente haya remolacha y
al tercero maíz. De hecho, hay cultivos que son beneficiosos para mejorar el
tempero. Así, interpretando otro sabio refrán, ‘De no abonar, algarrobar’, nos
indica que esta vaina humilde, pero energética, mejorará la simiente en años
venideros.
El hecho de que una tierra esté en
barbecho no significa que durante ese tiempo de ‘descanso’ no haya que
someterla a cuidados y trabajos agrícolas. Hay que arar las parcelas y, además,
hacerlo a tiempo. Seguramente los trabajos y los momentos del año en que se
realizan dependerán del país y la comunidad autónoma donde nos encontremos y de
si la tierra es de secano o regadío. En esta zona, en el noroeste de Castilla y
León, tienen la costumbre de
arar las tierras de barbecho para quitarles las malas hierbas en marzo.
A esta primera arada la llaman ralvar. El
refranero (‘Quien ralva en mayo rabia en el verano’) desaconseja no retrasar
esta labor. De otro modo, el agricultor se encontrará con cosechas mermadas. Ya
no les digo si se duerme en los laureles y la deja para el último mes de la
primavera: le costará menos y se recreará en la labor, porque se encontrará con
un terreno con tempero gustoso de trabajar, pero no podrá pedir peras al olmo.
‘Quien ralva en junio, arada muy bonita, trigo ninguno’. A la segunda arada se
le llama binar y suele llevarse a cabo en julio. Incluso hay algunos
agricultores que dan una tercera reja, terciar se llama, con el fin de que la
tierra quede más fina.
Por tanto, a partir de ahora, cuando vean una
tierra sin sembrar, no piensen que está baldía o desocupada. En muchos casos,
será así. En otros, estará en barbecho, descansando y recuperando humedad para
el año siguiente. Tampoco piensen que estas semanas
sin artículos en El Espantapájaros Blog Rural han sido improductivas. Perdonen,
eso sí, la sequía de artículos. Pero es que, como las tierras, estábamos ‘en
barbecho’.
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