viernes, 13 de abril de 2012

El negocio agrícola está en la distribución


Dicen que el dinero de la agricultura no está en la producción, sino en la distribución. Los productos se encarecen en proporción geométrica desde que salen de la parcela hasta que llegan a nuestra mesa, ya sea en su forma natural o procesados. Y es en esa cadena de intermediarios donde el precio se dispara. Aunque en España el negocio de la distribución está concentrado en muy pocas manos, hay agricultores y ganaderos que se han decidido a distribuir sus propios productos, en muchos casos, a través de internet. 

Seguro que más de una vez le han cobrado un euro por un botellín de medio litro de agua. Eso en un bar normalito. Porque, en un pub, calmar su sed le puede costar 3 euros, o incluso más dependiendo del tamaño de la ciudad donde se encuentre, del nivel de vida del país, etcétera... ¿Se han parado alguna vez a pensar que el agua embotellada cuesta más que la gasolina? Según un estudio del Earth Policy Institute, en los países industrializados, el líquido elemento puede llegar a valer hasta 10.000 veces su precio real. Su encarecimiento se debe a la energía que se utiliza para el embotellado, el reciclaje, la distribución y los intermediarios.

No hay duda de que la intermediación tiene unos costes, pero a veces su repercusión en los precios puede resultar abusiva para los consumidores. Y les voy a contar un caso real, el de un ama de casa a la que le ‘chirrió’ el precio del laurel. Como todos sabemos, es un producto al que no se le da valor,. Económico ,me refiero, porque culinario lo tiene: una hoja de laurel puede marcar la diferencia en un guiso. A nuestra ama de casa, Mari, le cobraron 3 euros por una cajita de 8 gramos de laurel. ¡Qué iba a hacer! Desafortunadamente, no tenía acceso a la planta, así que no le quedó más remedio que comprarlo. Un día que estábamos ociosas, su hija y yo nos pusimos a hacer el cálculo de a cuánto salía el kilo: señores, nada más y nada menos que a 375 euros. Caro lavado, procesado, empaquetado y etiquetado, ¿no creen? 

La distribución explica, por ejemplo,
el encarecimiento del agua embotellada,
que cuesta incluso más que el litro de gasolina
  

Así que ahora entiendo cuando algunos expertos nos insisten en que “el dinero no está en la producción, sino en la comercialización y la distribución”. Estas palabras las dirigió al periodista especializado en agricultura y medio rural César Lumbreras a un auditorio de agricultores zamoranos, muchos de los cuales habrían vendido el kilo de patatas a 5 o 6 pesetas (ojo, pesetas, no céntimos), las mismas patatas que convertidas en ‘chips’ y empaquetadas le cuestan al consumidor un euro y pico los 200 gramos.

Seguramente, muchos agricultores se amilanarían sólo de pensar cómo hacer frente a los gigantes de la distribución. De hecho, en España ocho grandes grupos de distribución concentran el 60% de la demanda de productos alimentarios. Aunque también arriesgan –no vamos a quitarles el mérito-, ellos son quienes deciden a qué agricultores se compra, qué se compra, el precio que se paga… Y son los que, al final, se embolsan la parte del león.

Pero quizá el secreto está no tanto en dejar el tractor y los aperos, abandonar el surco y convertirse en distribuidores puros y duros, sino en que los agricultores también distribiuyan sus producciones. No es nuevo. Ya hay experiencias de cooperativas y agricultores y ganaderos que distribuyen sus propios productos, en muchos casos a través de internet: naranjas, aceite, lotes de frutas y verduras, carne… El secreto también está en el marketing y la promoción: en llegar al cliente y, sobre todo, que el cliente se convierta en cómplice. 

Al final es probable que, visto lo visto, ahorre dinero y gane calidad. Basta con ir al mercado de proximidad, a la plaza de abastos, donde muchas veces es el propio agricultor el que vende el producto, para darse cuenta de que es mucho más barato que en el supermercado y, además, sabemos dónde va a parar el dinero. Ahora perdemos la cuenta en la larga cadena de intermediarios por los que pasa desde que sale de la huerta hasta que llega a nuestro frigorífico.

1 comentario:

Luis dijo...

Hola Marta y todos tus seguidores,

Efectivamente, pero yo me atrevería a decir que TODOS los negocios están en la intermediación (léase, subcontratación), más que en la distribución. Es decir, en cobrar por "darle impulso" y/o "vender humo" y en realidad aportar muy poco valor añadido.

Ejemplos tenemos en: el campo, la construcción, la automoción... y hasta en las Fundaciones Reales.

Interesante el tema y la propuesta Marta, "de la tierra a la mesa, sin intermediarios".

¡Buen día!