sábado, 22 de octubre de 2011

UN OTOÑO REZAGADO


Las hojas caídas, la única señal del otoño en nuestros paisajes.
Igual que Sabina se preguntaba “¿Quién me ha robado el mes de abril?”, cabría preguntarse “¿Quién me ha robado octubre?”. En el primer mes enteramente otoñal, no ha caído ni una gota de agua y se han registrado unas temperaturas propias de julio. En el mes de la sementera del trigo, algunos agricultores no han tenido más remedio que sembrar en unas tierras secas como espartos, con el consiguiente trastorno personal y ambiental, y otros han decidido esperar a que caigan las primeras lluvias para mejorar el tempero.
Un tornado, aunque no tan pequeño.

Hasta hace poco yo pensaba que los tornados eran de gran radio de acción, potentes y devastadores. Sin embargo, recientemente vi uno con una espiral de diámetro no superior al metro y medio. Un simulacro de tornado; llamémosle tornadillo. Yo iba en el coche y no pude comprobar sus efectos: es decir, si tan minúsculo tornado podría llevarme por delante a mí o, quizá, a un cobertizo con tejado y todo.

Sin experimentarlos, pero bien aprendida la lección de que los mini-tornados existen (una auténtica mujer rural lo habría sabido), días después vi un torbellino de polvo similar al que levanta uno. Entonces, llena de razón y orgullosa de mi lento pero seguro aprendizaje rural, dije: “Es un tornado pequeño”. “Pues no”, me contestaron, señalándome un tractor que iba delante, levantando una polvareda tan espesa que casi lo ocultaba por completo.

La escasez de lluvia no sólo vacía los pantanos y amenaza el abastecimiento de agua, sino que está dejando secos como suelas los campos de Castilla y León y, probablemente, de buena parte de la península. El sol que nos ha acompañado durante prácticamente todo el mes de septiembre y de manera perenne en octubre anima el espíritu y nuestras ganas de salir y socializar, pero favorece muy poco a la agricultura.
 
Unos tractores dejan una estela de polvo tras de sí.
Octubre, sobre todo finales de octubre, es el mes de la siembra del cereal, concretamente del trigo. Pero para ello es conveniente contar con un buen tempero (según la RAE, tempero es “la sazón y buena disposición en que se halla la tierra para las sementeras y labores”). Octubre tradicionalmente trae lluvias, lo que da un cierto nivel de humedad a las tierras de labor, y  las tierras todavía mantienen el calor del verano. Ambos factores, cierta humedad y la temperatura templada del suelo, favorecen la germinación de la semilla. La lluvia excesiva anegaría el terreno y entorpecería la entrada de los tractores y aperos. El frío retrasaría en exceso la germinación.

Es difícil encontrar el punto justo porque entran en juego muchos factores, pero está claro que cierto grado de humedad evitaría las polvaredas. Pueden resultar desagradables para el desarrollo del su trabajo, pero en muchos casos al agricultor no le queda más remedio que seguir adelante con la sementera, esté como esté el terreno, si no quiere quedarse demasiado retrasado. Por otro lado, la falta de lluvias produce  boinas de polución sobre las ciudades, similares a la que suele coronar el cielo de Madrid. Los más observadores seguro que se han fijado en estos últimos días.
Un momento de la poda del nogal.


A la espera de que el frente norte traiga las primeras lluvias a la meseta, seguimos inmersos en un otoño raro, raro, raro. Ya lo fue el verano, que, en esta zona del norte de Zamora, trajo un adelanto generalizado del fruto: en julio ya no había cerezas; las ciruelas llegaron en julio; la vendimia fue a primeros de septiembre…

Y las nueces también se adelantaron. Así que a la espera de unas mejores condiciones climáticas que favorezcan la sementera, ha tocado podar el nogal. Esa sí es una tarea propia del otoño. Curiosamente, es recomendable sanear el árbol justo entre la caída del fruto y de la hoja. Esta regla no es generalizada para todos los frutales, pero sí es aconsejable para algunos, como el ciruelo, el cerezo o el melocotonero. Aunque en su caso la poda caerá en verano, no en otoño. Cuando el verano y el otoño no son raros como éste, ¡claro!     
El nogal y los restos de la poda.

4 comentarios:

Bego dijo...

Bueno Marta, ayer me extrañé de no encontrar tu nuevo post, pero ya veo que era un simple retraso, como espero que sea el caso de la lluvia en este extraño octubre.
Parece que ya por la zona de Galicia por fin hay lluvias y seguro que no tardan en llegar aquí, que falta hace no sólo por la agricultura, si no, por los incendios que se están produciendo lamentablemente muchos de ellos provocados.
Ya estoy a la espera de tu siguiente post y por cierto, me ha sorprendido mucho el tema de los minitornados, ya me lo explicarás con calma.

Marta Frechilla dijo...

Gracias por seguirme y, sobre todo, por hacerlo con tanta fidelidad, que hasta eches en falta el nuevo post semanal!!GRACIAS A BEGO Y A TODOS... Por aquí ya ha llovido hoy un poquito: el otoño ha llegado. Rezagado, pero ha llegado...

Luis dijo...

Parafraseando a D. Paco Montesdeoca "Las estaciones no entran a toque de corneta", pero acaba llegando el otoño... aunque rezagado.

Hoy llueve con ganas en Oviedo y en Santiago del Monte (donde se encuentra el aeropuerto de Asturias), en un genuino día otoñal.

¡¡Muy interesante la "sementera" y los "mini tornados" (o tornadín, que diríamos aquí)!!

CAMINO dijo...

Si, a León también ha llegado, ¡por fín!, el otoño. Más bien se nos ha caido encima con lluvia y notable bajada de temperaturas. Esperemos que aun tengamos tiempo para disfrutar de los maravillosos colores del campo y por supuesto de la joya de esta época ¡¡LAS SETAS!! antes de que las heladas hagan de las suyas.
Yo tampoco había oido hablar de esos tornados, que bueno que te tenemos ahí para descubrirnos esas peculiaridades.