lunes, 12 de marzo de 2012

Una PAC más verde y menos productiva


Un agricultor cosecha remolacha en la provincia de Zamora.

La Política Agraria Común (PAC) de la Unión Europea surgió en los años 50, en un contexto bien diferente al actual: una Europa occidental cuya población estaba marcada por los años de guerra. La agricultura había quedado paralizada y el abastecimiento de alimentos no podía garantizarse. Nació, por tanto, como un intento de incrementar la productividad, asegurar un nivel de vida equitativo a la población agrícola y garantizar la seguridad de los abastecimientos a precios razonables, debiéndose corregir después los desequilibrios cuantitativos que fueron surgiendo. Más adelante emprendió una nueva dirección basada en la disminución de los precios y la concesión de ayudas compensatorias. Más tarde, se sustituyeron las medidas de apoyo a los precios por ayudas directas, a la vez que se acompañaba el proceso con una política rural de estructura coherente.

En octubre del año pasado, se presentó la propuesta oficial de la reforma de la PAC en el Parlamento Europeo. Desde entonces, los agricultores y ganaderos españoles están impacientes por saber qué supondrá el cambio: si mantendrán las ayudas que reciben en este momento y cómo les afectará el cambio. Su preocupación no es baladí: las ayudas de la PAC suponen, de media, un 40% de las rentas de los profesionales del campo.

Sin embargo, de momento, podemos decir que la propuesta es, simplemente eso, una propuesta pendiente de una cadena de negociaciones y de otra de trámites administrativos, antes de que vea la luz la nueva PAC que regirá la agricultura europea a partir de 2014. De momento hay más preguntas que respuestas. En principio, la cifra planteada para ayudas directas a los agricultores españoles alcanza los 5.000 millones de euros. Tras la presentación de la propuesta en octubre,  ha arrancado un largo proceso de negociación del que saldrá el ‘sobre español’ (el total de las ayudas que recibirá España). Primero, los ministros de finanzas y economía europeos establecerán los topes económicos para cada país. Luego, los responsables de agricultura distribuirán el dinero.

La cifra planteada para ayudas
directas a los agricultores españoles
alcanza los 5.000 millones de euros
  

Asimismo, en España, que es el caso que nos ocupa, se abre el proceso para otra negociación paralela entre el Gobierno central y las comunidades autónomas, toda “una guerra civil”, en palabras del periodista de la Cadena Cope César Lumbreras, especializado en información agraria y conductor del programa Agropopular (sábados, de 08.30 a 10.00). “Nadie va a querer perder dinero”, se refirió a las ayudas que cada comunidad autónoma está recibiendo. Fue en una en una reciente charla con agricultores en la que participó en Zamora. De momento, Andalucía y Castilla y León están a la cabeza y, evidentemente, no van a ceder. Ni ellas ni ninguna otra comunidad. Todas esperan con las espadas en alto porque saben que hay mucho en juego.

Uno de los factores determinantes del que dependerá la ayuda que reciba cada agricultor está en la superficie que se tomará como referencia para establecer el pago por explotación. Cuanto mayor sea, menor será el pago que recibirá cada agricultor. En este momento está en 16,6 millones de hectáreas y lo ideal sería que se mantuviera, para que los hombres de campo no perdieran con la reforma. Sin embargo, podría llegarse a las 21 millones de hectáreas o, incluso, a los 30 millones que plantea la propuesta de la UE. ¿Por qué tan amplia variación? Por la posible inclusión de terrenos de monte bajo, que hasta ahora habían quedado al margen de las ayudas.

Los 5.000 millones de euros previstos en un principio para todas las ayudas de la PAC a los agricultores españoles incluyen por un lado los derechos de pago único y, por otro, el resto de ayudas. En primer lugar, la propuesta aprobada en octubre plantea un pago verde a aquellos agricultores que pongan en práctica la diversificación de cultivos, mantengan pastos permanentes o dediquen una parte de su explotación a barbecho, terrazas y otros sistemas de cultivo considerados respetuosos con el medio ambiente. También reserva parte del ‘sobre nacional’ a agricultores de zonas con dificultades específicas; a jóvenes agricultores de nueva incorporación que no superen los 40 años; y a explotaciones y sistemas agrarios que tengan dificultades. Con la introducción de estas nuevas ayudas, el montante dedicado a ayudas directas se reduce. Pero, como decíamos, al estar pendiente de las negociaciones, no se puede saber todavía cuál será el importe de las ayudas directas para el pago base que recibirán los agricultores.

Es pronto para sacar la calculadora. Como comentaba el citado César Lumbreras, “No se vuelvan locos. Esto no ha hecho más que comenzar”. Sólo sabemos que la reforma de la PAC traerá cambios en el sistema de ayudas, pero sin saber todavía cómo quedarán. Todo lo que se puede vislumbrar de una primera lectura de la propuesta de la UE es que vamos hacia una PAC más verde, pero menos productiva. 


1 comentario:

Luis dijo...

A mí siempre me ha llamado la atención de la PAC que siempre ha fomentado la improductividad, "sobre" mediante. Precisamente en la situación económica actual de lo que no se habla es que uno de los problemas es la falta de actividad, final de un proceso que hemos seguido cumpliendo las directrices de la UE (no produzcas leche, ni ésto, ni lo otro, ni lo de más allá... que yo te doy dinero... ¡no te preocupes!). Y ahora que debemos mucho dinero y no podemos dedicarnos a nada (Unión Europea mediante), los prebostes de la misma y cooperadores necesarios(Ángela y Nicolás, de turno)nos exigen que pagemos... ¿con qué?... ¿quién nos ha llevado a esta situación?... ¿quién ha aprobado millones y millones para que los fundiésemos en hormigón, en alcohol y juergas?... Todo esto me plantea la PAC y la Unión Europea, que lejos de ser un mercado libre (personas y mercancías) es un Estado Comunista con piel de liberal.