lunes, 13 de agosto de 2012

Una cosecha con precios excepcionales

Bien entrado el mes de agosto, la campaña de cereales de invierno toca a su fin. La mayoría de los agricultores de Castilla y León ya han recogido sus cosechas, este año con el aliciente de verse recompensados con unos precios elevados. La cara amarga de la campaña la pone la escasez de lluvias, que amenaza el riego en algunas zonas de España y que, convertida en pertinaz sequía, ha asolado las cosechas de Estados Unidos y del Este de Europa.

Un campo de trigo en la provincia de Zamora.

En otoño, cuando tocaba la sementera, ya dedicamos un artículo al trigo. Entonces ya informábamos de que la campaña comenzó mal, con pocas lluvias, pero con mucho optimismo gracias al buen precio del cereal en aquel momento: entre 34 y 40 pesetas por kilo. Unos nueve meses después, el precio no sólo se ha mantenido, sino que incluso se ha disparado hasta las 42 pesetas… y subiendo.

Así que mientras el resto de los mortales se desespera con un ojo puesto en la evolución de la prima de riesgo y otro en un probable rescate de la economía española por parte de la Unión Europea a la vuelta de las vacaciones de verano, los agricultores de la piel de toro se frotan las manos. Así se demuestra una vez más que la economía va por un lado y el campo por otro. Aunque en este caso sí siga una lógica: la de la oferta y demanda. Porque algo tendrá que ver en la subida del precio del cereal la pertinaz sequía que sufren los Estados Unidos y el este de Europa. En el primer caso ha diezmado las cosechas de soja y maíz, elevando los precios de este último un 50%. En Rusia y en Kazajistán, la falta de lluvias también ha ensombrecido las expectativas de la cosecha de trigo. Y en India es un monzón lo que amenaza las campañas de cereal.

Muchas veces los agricultores contratan a terceros la recogida del cereal.
El precio de una cosechadora es muy elevado para tener una propia.

España no es ajena a los problemas de escasez de agua, con la amenaza de no podar regar cultivos en algunas zonas, como es el caso de las cuencas del Pisuerga y el Bajo Duero. También la falta de lluvias ha afectado a la cosecha de cereales de invierno en la comunidad autónoma de Castilla y León, que ha descendido con respecto al año anterior. Pese a este problema, la campaña de trigo parece estar a salvo en el tanta veces llamado ‘granero’ de España. La región producirá un 37% de los 12,5 millones de toneladas de la cosecha nacional en 2012, según las previsiones de la consejera de Agricultura y Ganadería castellano y leonesa. Silvia Clemente se subió a una cosechadora, o al menos posó junto a ella para la foto, en Villanueva del Campo. En la localidad zamorana presentó, a mediados de julio , los datos de la campaña de cereales de invierno en la región. Entre otras cosas informo de que, por primera vez en diez años, la cosecha de trigo superaba a la cosecha de cebada.

Por las mismas fechas que la consejera, yo también me subí a una cosechadora. Todo un espectáculo ver cómo, de una sola pasada, recoge el cereal y separa el grano del trigo. También, cómo  el ordenador a bordo ayuda con absoluta precisión a quien la conduce y calcula, gracias a un sistema de sensores, las toneladas de cereal que va recogiendo. Normalmente, los agricultores no disponen de cosechadora propia por su elevado precio: un mínimo de 150.000 euros. Así que subcontratan esta tarea agrícola a terceros.


La cosechadora vierte en el remolque de un tractor el grano,
que previamente ha recogido y separado de la paja.

El cosechador trabaja a destajo, de sol a sol y parte de la noche. Y lo hace desde junio hasta bien entrado agosto. En las zonas de secano lleva un ritmo más rápido al tener menos producción, que se ralentiza a una media aproximada de una hectárea por hora en las de regadió. Además de rapidez, ha ganado confort, con aire acondicionado en una cabina cubierta. Una situación que hace olvidar los rigores estivales que sufrían aquellos cosechadores que tenían que trabajar en máquinas descubiertas, con el sol pegando de pleno sobre sus cabezas. Más lejano en el tiempo queda el recuerdo de los agricultores que tenían que recoger el trigo manualmente, para luego trillarlo con ayuda de ganadería (bueyes, normalmente) y aventarlo en la era en pleno mes de agosto. ¡Imagínense el calor!

No sé si, en ese caso, la consejera se habría apuntado a la cosecha. A las familias de los agricultores no les quedaba otro remedio. Porque en los tiempos en los que la mecanización era ciencia ficción, todos los de casa tenían que arrimar el hombro, desde los más pequeños a los más grandes, normalmente el hombre en la trilla y la mujer aventando. Pero, como ya digo, eran otros tiempos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

De la que te has librado gracias a los avances de la técnica, que si no te veo aventando. Eso sí, ¡qué brazos se te pondrían (¡¡se acabó el salero!!).

Camino.

Ana dijo...

Ale, a vivir del trigo! (Por cierto, me ha gustado mucho, actualidad total)

Ana dijo...

Ala, a vivir del trigo!! (Por cierto, me ha gustado mucho, actualidad total)

Marta Frechilla dijo...

Ana, en El Espantapájaros siempre primamos la actualidad, junto con la divulgación y la amenidad. Es el sello de la casa