domingo, 2 de septiembre de 2012

23 años, universitario, parado y vendimiador en Francia



No se han borrado de mi cabeza los recuerdos de los españoles que, a primeros de los años 70, acudían en masa a vendimiar a Francia. Cierro los ojos y veo a familias enteras cargadas hasta los topes y viajando de noche en tren. Eran unos trenes de asientos de escay verde. Y no sé por qué motivo les pongo ese color, el verde. Al fin y al cabo, las imágenes de la televisión entonces llegaban a la pantalla de mi casa en blanco y negro.

Ahora ya no van en tren ni hacen tantos trasbordos como entonces. Viajan en autobús y dejan a los niños en España, con sus abuelos. Algunos ni siquiera tienen niños. Son jóvenes, en muchos casos universitarios, que, cansados de llamar a puertas en busca de trabajo, acuden a Francia para ganar algo de dinero. Según los datos que manera el sindicato Comisiones Obreras,  pueden ganar entre 1.500 y 1.900 euros en los 20 o 25 días que dura la campaña.

Desde finales de agosto, 14.800 trabajadores españoles han emprendido el camino del norte para trabajar en la campaña francesa, este año menos copiosa debido a las condiciones climáticas y la escasez de lluvias. Frente a los 51 millones de hectolitros de uva para vino recogidos en 2011, este año está previsto echar a la caja 42,5 millones. Eso sí, las autoridades francesas auguran unos caldos de gran calidad.

La crisis económica explica este trasiego de mano de obra española, que nos devuelve aquellas imágenes de décadas atrás. Los españoles no se conforman con buscar trabajo en la vendimia española, desplazando a los inmigrantes que hasta hace pocos años eran quienes, mayormente, la llevaban a cabo. También hacen las maletas para participar en el país vecino en la recogida de la uva y, también, en la de la manzana o la fresa. Aunque no cruzan la frontera todos los que quieren. El número de solicitantes va en aumento -este año creció un 30%-, y los viñedos franceses no dan abasto para dar trabajo a todos.

El sector del vino en Francia genera en torno a un millón de puestos de trabajo, 300.000 dedicados a la recolección de la uva. Quienes estén dispuestos a viajar hasta allí y trabajar entre 35 y 43 horas semanales a cambio de un jornal que oscila entre 8 y 9 euros por hora, pueden encontrar más información en la red europea de empleo EURES, el servicio de empleo público de Francia y en la agencia nacional de empleo del sector agrícola del país vecino. Necesitarán llevar DNI, NIE o pasaporte, la tarjeta sanitaria europea y el formulario E-104 del INSS. Además, CC OO recomienda llevar el carné de conducir, dos fotos de carné, el precontrato de la oferta laboral y una tarjeta de crédito. También, a su vuelta, les aconseja no olvidarse de traer la copia del contrato y la nómina.

Es tal el movimiento de españoles que van a Francia, que se ha creado un grupo en facebook, que también cuenta con una página web con información útil, llamado trabajarenlavendimia.com . Son veteranos de la vendimia francesa que en su día no encontraban información y que, en muchos casos, se tuvieron que quedar en casa al no conseguir ponerse en contacto con los viñedos que ofrecen trabajo. Conscientes de que los que van detrás pueden encontrarse con el mismo problema y con el afán de ayudarles en la búsqueda de empleo, han elaborado una guía en la que aparecen datos de contacto de los viñedos.

Visto lo visto, nos tocará seguir viendo imágenes de españoles partiendo a Francia cuando el verano se apaga y llega el otoño. Año tras año, una y otra vez. Como ocurría en los setenta. Esta vez, en vez de ir en tren, los jornaleros cogen el autobús o comparten coche. Ya no les vemos con pantalones de campana y estampados psicodélicos en imágenes en blanco y negro. Desafortunadamente, no son imágenes del pasado, sino que llegan a todo color y en alta definición a nuestros televisores y, también, a las pantallas de nuestros ordenadores y nuestros teléfonos móviles. Y quien sabe si cualquier día nos tocará hacer el petate y marchar a la vendimia a Francia.

1 comentario:

Luis dijo...

Muy práctico Marta, dada la actual coyuntura laboral del país.